viernes, abril 25, 2008

Enseñando el cobre...

No conforme con las declaraciones que fue a hacer Felipe Calderón a Estados Unidos, que nos impactaron por su nivel de inconciencia, vanalidad y ligereza, tenemos que soplarnos el hecho de que un funcionario de la avanzada de giras de la presidencia de la república se robó unos blackberrys en uno de las sedes de los eventos a los que acudió Calderón.
Estados Unidos es el país en el cual los sistemas de seguridad de miedo los han llevado a pedirte que ingreses encuerado casi a cualquier recinto protegido por el servicio secreto norteamericano. Ergo, los blackberrys estaban junto a un puesto de vigilancia sobre una mesa ahí solitos, por lo cual se le hizo muy fácil a Rafael Quintero Curiel, subdirector de Coordinación y Avanzada de Los Pinos, agarrarlos y llevárselos. ¿En qué cuadrante de su chícharo cerebral no está la información de que en EU hay cámaras hasta en el culo de los policías?
Lo alcanzaron hasta el avión presidencial los del servicio secreto. Como buen mexa, lo negó todo y se hizo güey. Luego le dijeron del video y ahí aflojó. Que se los llevó por accidente. Después en uno de esos arranques de abuso de poder argumentó inmunidad diplomática y se regresó al país. Se supone que ya lo corrieron...

Tomado de Astillero
de Julio Herández
La Jornada, 250408


Un funcionario de la comitiva de Felipe Calderón ganó súbita fama en medios estadunidenses de comunicación por haberse alzado con un tesorito de celulares profundos (Blackberry) durante algún momento de la hermética y blindada sesión cumbre de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Rafael Quintero Curiel, miembro del equipo del baterista Max Cortázar (usuario de baquetas en la coordinación de comunicación social del Felipato), presentó su iniciativa de reforma telefónica en un momento de descuido de los adelitos norteamericanos pero fue cachado por las cámaras, mas no de diputados y senadores celosos y vigilantes, sino las del circuito interno de televisión en las que se veía cuando el hombre de Los Pinos (es decir, Quintero Curiel) se apropiaba del material preciado y salía de escena.

1 comentario:

Irene Espino dijo...

Qué verguenza!!!

Una cosa es llevarse el champú del hotel y otra es cargar con las lámparas...

Besos

Irene