domingo, junio 15, 2008

Domingo I

A veces quisiera que satisfactores más terrenales me dieran la paz y el consuelo que busca uno para sentir estas realidades nacionales menos lesivas. Una cree que con un poco de sexo, unos cuantos tequilas, algunas pocas drogas suaves y quizás la reunión continua de los pocos amigos, pero tanto los aditivos se empiezan a nulificar ellos mismos: ya no es suficiente el hecho de evadirse, como antes cuando se viajaba más liviano y menos asido a las estúpidas cosas por las cuales ahora trabajamos como obreros camino hacia la banda interminable de la producción de eventos en serie banales en este mundo. Qué lástima.
No me gusta estar en un entorno en donde la noticia de primera plana es el abrazo de Verónica Castro y Lucía Méndez, qué me importa ese par de añosas, buscando la notoriedad que dejaron ir mientras se empeñaban en ser divas y no en trabajar, como lo han sido todas las grandes actrices que yo conozco. Al menos no me imagino a una Salma Hayek huevoneando, ni a una Ana de la Reguera rascándose los tompiates en busca de chamba, y a grandes como a Meryl Streep o Sofía Loren sin intenciones de buscar un nuevo papel…Lucía y Verónica fueron en otrora, y lo siento mucho porque ambas fueron muy hermosas y capaces de cualquier cosa. Fueron y sólo espero que ahora que encabezan la serie de Mujeres asesinas precedida de una reputación que creo ha sido inflamada inecesariamente, lo hagan con solvencia y dignidad, demostrándonos a tod@s que ellas pueden regresar por encima de la leyenda urbana o las realidades familiares que les ha tocado vivir en estos momentos.
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